Alas de Libertad: Sanando heridas invisibles y acompañando a víctimas de violencia

En un país donde más del 64% de las mujeres han sufrido algún tipo de violencia, una organización comunitaria se vuelve faro, refugio y camino de reconstrucción para miles de familias.

Alas de Libertad es una organización ecuatoriana dedicada a la atención, prevención y acompañamiento integral de mujeres, niñas, niños, adolescentes y familias que viven situaciones de violencia intrafamiliar, de género o abuso sexual.

En su página “Quiénes somos”, la institución se define como un espacio de ayuda comunitaria que combina programas educativos, psicosociales y terapéuticos, con una visión clara: romper ciclos de violencia a través del diálogo, la información y la acción colectiva.

Ecuador: un país marcado por cifras alarmantes de violencia de género.

La violencia contra la mujer y la niñez continúa siendo uno de los principales problemas sociales en Ecuador. Datos del INEC:

– 64.9% de las mujeres mayores de 15 años han sufrido algún tipo de violencia de género.

– 56.9% violencia psicológica.

– 35.4% violencia física.

– 32.7% violencia sexual.

– 16.4% violencia económica o patrimonial.

– 31.6% de las mujeres reportaron violencia en los últimos 12 meses.

Contexto social: el impacto de la violencia en la niñez y adolescencia en Ecuador

Aunque la violencia de género afecta principalmente a mujeres adultas, las cifras muestran que niñas, niños y adolescentes también están expuestos a altos niveles de riesgo.

Según datos del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES), 6 de cada 10 niños en Ecuador han experimentado algún tipo de violencia en su entorno familiar. El 23% de los casos de abuso sexual registrados en el país involucran a víctimas menores de 14 años.

La mayoría de los agresores pertenecen al círculo cercano de la víctima, lo que evidencia la necesidad de espacios protectores y redes comunitarias de apoyo.

Alas de Libertad responde a esta realidad con programas dirigidos específicamente a infancias y adolescencias, centrados en educación emocional, prevención y acompañamiento terapéutico.

Comunidad y prevención: actividades que fortalecen el tejido social, Alas de Libertad no se limita a trabajar con víctimas; también impulsa acciones comunitarias para transformar entornos. Entre ellas: Círculos de mujeres, donde se reflexiona sobre autoestima, límites, autocuidado y relaciones sanas. Escuelas para padres, enfocadas en disciplina positiva, comunicación y resolución pacífica de conflictos. Capacitaciones a docentes para identificar señales de violencia y activar rutas de protección. Campañas barriales que visibilizan tipos de violencia, rutas de denuncia y mensajes de empoderamiento. Estas actividades buscan que la comunidad se convierta en aliada en la prevención, rompiendo la normalización del maltrato en hogares y escuelas.

Programas que cambian historias

Alas de Libertad ha desarrollado una estructura sólida de programas:

  1. Atención psicosocial especializada.
  2. Talleres de prevención de violencia de género.
  3. Programas para adolescentes y jóvenes.
  4. Actividades lúdicas para niñas y niños.
  5. Intervención familiar: “Buen trato en familia”.

Testimonios que rompen el silencio

“Llegué con miedo, pensando que nadie iba a creerme. Aquí aprendí que mi voz sí vale.”

“Mis hijos y yo vivimos años de maltrato. Con Alas de Libertad recuperamos la paz.”

“Pensé que la violencia era normal porque crecí viéndola. En los talleres entendí que merezco respeto.”

Desafíos actuales y metas de la organización

Alas de Libertad trabaja constantemente para ampliar su alcance, pero enfrenta retos como:

  • Escasez de recursos económicos para sostener terapias a largo plazo.
  • Alta demanda de atención psicológica por el aumento de casos reportados.
  • Necesidad de implementar más sedes o puntos de atención.
  • Reforzar la capacitación a comunidades rurales donde el acceso a ayuda es limitado.

Entre sus metas destacan:

  • Crear nuevos espacios de acogida para mujeres y niños en riesgo.
  • Ampliar la cobertura de talleres de prevención en escuelas.
  • Establecer alianzas con municipios y organizaciones internacionales.
  • Implementar líneas telefónicas y asistencia digital 24/7.

La labor de Alas de Libertad trasciende la simple atención psicológica: representa un modelo integral de acompañamiento que combina humanidad, profesionalismo, educación y acción comunitaria frente a una problemática que continúa afectando a miles de familias ecuatorianas. En un país donde las cifras de violencia de género e intrafamiliar alcanzan niveles alarmantes y donde niñas, niños y adolescentes también forman parte de la estadística, la existencia de organizaciones como esta se vuelve no solo necesaria, sino urgente.

A través de sus programas, talleres y procesos terapéuticos, Alas de Libertad aborda la violencia desde sus múltiples dimensiones: emocional, psicológica, social, educativa y comunitaria. Su enfoque reconoce que el maltrato no es un evento aislado ni un problema que pueda tratarse únicamente desde la justicia o la salud; es un fenómeno estructural que se reproduce en hogares, escuelas, entornos comunitarios y relaciones afectivas. Por ello, su trabajo incluye prevención, sensibilización, fortalecimiento familiar y reconstrucción emocional, pilares fundamentales para romper ciclos de violencia que pueden perpetuarse por generaciones si no se interviene a tiempo.

La organización demuestra que la atención a víctimas no puede limitarse a brindar apoyo inmediato. Requiere procesos sostenidos, planes personalizados, seguimiento continuo y profesionales capacitados que entiendan la profundidad del trauma y el impacto que este genera en la vida de cada persona. En este sentido, los testimonios incluidos en la nota revelan que detrás de cada estadística existe una historia real: un rostro, una voz, una vida marcada por el dolor, pero también por la resiliencia y la esperanza.

Además, el trabajo comunitario que impulsa Alas de Libertad círculos de mujeres, escuelas para padres, actividades lúdicas para la infancia, capacitaciones para docentes, campañas barriales demuestra que la transformación social no ocurre solo en las consultas terapéuticas. Ocurre cuando una comunidad aprende, se informa, reconoce patrones de violencia y decide cambiar su forma de convivir. Ocurre cuando una mujer descubre que no está sola, cuando un niño aprende a identificar lo que está mal, cuando un adolescente encuentra un espacio seguro para hablar y ser escuchado.

No obstante, la organización enfrenta desafíos significativos: la alta demanda de atención psicológica, la necesidad de más recursos y sedes, la urgencia de llegar a zonas rurales y el reto de sostener programas a largo plazo. Estos obstáculos evidencian que la lucha contra la violencia requiere el compromiso del Estado, la sociedad civil, instituciones educativas, familias y ciudadanía. La responsabilidad no recae únicamente sobre una organización; es un trabajo colectivo que requiere voluntad social y política.

En última instancia, Alas de Libertad se convierte en un símbolo de resistencia y esperanza en un entorno donde muchas víctimas aún temen denunciar o no saben cómo pedir ayuda. Su misión reafirma que sanar es posible, que la vida después de la violencia existe y que cada persona merece vivir con dignidad, seguridad y respeto.

Lo anterior nos recuerda que la violencia no debe normalizarse ni ocultarse. Es un problema que duele, que destruye y que deja huellas profundas. Pero también es un problema que puede enfrentarse cuando existen espacios seguros, profesionales comprometidos y comunidades que deciden no mirar hacia otro lado.

El trabajo de Alas de Libertad demuestra que el cambio sí es posible: empieza con una conversación, continúa con un acompañamiento adecuado y se consolida cuando una persona recupera su voz, su libertad y su futuro.

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