Entre las calles de la capital, donde muchos sólo ven caos y rapidez de la vida diaria, hay un lugar que ilumina vidas: la Fundación Renacimiento IAP. Desde 1997, esta institución privada ha abierto sus puertas a niñas, niños, adolescentes y jóvenes que enfrentan situaciones de abandono, violencia o adicciones, ofreciéndoles más que refugio: se les ofrece una segunda oportunidad.
Al cruzar sus puertas, uno puede sentir que allí no solo se brinda atención básica, sino que se siembra esperanza. Vivienda digna, alimento, atención médica y psicológica, educación y talleres de oficios forman un entramado integral pensado para que los jóvenes puedan reconstruir su vida con herramientas sólidas. “Cada sonrisa que vemos aquí es un triunfo sobre la adversidad”, comenta uno de los responsables del programa.
Programas que cambian destinos
La Fundación no se limita a esperar a que los jóvenes lleguen. Su programa de Atención en Calle sale directamente a los puntos donde los chicos viven, ofreciéndoles apoyo emocional, orientación y acompañamiento. Las terapias que ofrecen auriculoterapia, musicoterapia, yoga y reiki tienen el propósito de atender no solo las adicciones, sino también la ansiedad, la depresión y las heridas emocionales que muchos cargan.
También ofrecen Asesoría Jurídica, orientando en trámites de identidad y otros asuntos legales esenciales, y a través de talleres productivos como panadería, carpintería, bisutería, huertos urbanos y servicio de coffee break, promueven el desarrollo de habilidades útiles para el sustento futuro
En paralelo, la educación formal se retoma con clubes de tarea y acompañamiento escolar, asegurando que cada quien pueda avanzar a su propio ritmo. Y porque la vida también se construye con cultura y deporte, la Fundación organiza talleres artísticos, actividades musicales y el famoso Mundialito Callejero, que hoy reúne a más de 1,600 jóvenes cada año.
Historias que inspiran
Detrás de las cifras hay vidas que han dado un giro total. Jóvenes han sido apoyados por la Fundación, muchos regresando con sus familias, otros alcanzando independencia y varios logrando estudios superiores o insertándose en el mundo laboral. Cada uno de estos casos es una prueba de que con acompañamiento y oportunidades, se puede romper el ciclo de vulnerabilidad.
La Fundación Renacimiento ha apoyado de forma positiva a 2 mil 260 niños, niñas, adolescentes y jóvenes, facilitando reinserción social, independencia y reunificación familiar. Desde su creación, muchos de los chicos que llegaron en situaciones extremas han logrado graduarse, estudiar una licenciatura y construir vidas distintas, fuera de la calle.
La unión hace la fuerza
La Fundación ha establecido alianzas estratégicas con organizaciones como Fundación Walmart México, Grupo Alpha, Efecto Verde, la CNDH, la Fundación del Dr. Simi, así como donadores clave como ADO, Grupo Bimbo, Kellogg’s, OXXO, Uber y Nacional Monte de Piedad.
Además, organiza el icónico Mundialito Callejero, torneo deportivo que reúne a niños y jóvenes en situación de vulnerabilidad, fomentando la inclusión, la convivencia sana y el derecho al juego. Esta actividad, que empezó en 1994 con 800 participantes, hoy convoca hasta 1,600 jóvenes cada edición
Cómo sumarse al cambio
La Fundación Renacimiento invita a todos a formar parte de esta transformación. Desde donaciones, voluntariado, compra de productos elaborados por los jóvenes o contratación de sus servicios de Coffee Break, cada acción contribuye a mantener vivos los programas que cambian vidas.
En un país donde la vulnerabilidad puede invisibilizar a los jóvenes, la Fundación Renacimiento se convierte en un refugio, guía y familia, demostrando que incluso en los contextos más difíciles, la esperanza puede florecer. Cada historia que nace allí nos recuerda que todos podemos ser parte de un cambio verdadero.
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