En la ciudad de México, hace ya más de tres décadas, comenzó a gestarse un proyecto silencioso que apostó por la transformación individual y familiar a través del acompañamiento. Era el 5 de mayo de 1989 cuando un pequeño grupo de apoyo mutuo para decidió que su voz colectiva debía transformarse en acción institucional.
Así nació el origen de lo que hoy conocemos como Fundación Dr. Sergio Berumen Torres IAP, una institución de asistencia privada que tiene como misión enfrentar los retos del alcoholismo, la drogadicción y la farmacodependencia.
El itinerario de la fundación da un salto clave el 29 de mayo de 1998, fecha en la que se constituyó formalmente como entidad legal. Ese paso marcó una nueva dimensión: dejar de ser sólo un grupo de apoyo para convertirse en un centro de rehabilitación con vocación comunitaria, diseñado para atender no solo al individuo, sino también a su entorno familiar y social.
La filosofía institucional es clara y firme: “cada persona merece y necesita un acompañamiento integral que contemple todas las áreas de su vida”. Así se lee en su declaración de antecedentes: “nace el concepto de proporcionar a los usuarios y a sus familias un modelo de intervención multidisciplinario en donde se cubran todas las áreas del individuo”.
Lo que más impacta es el reconocimiento de una necesidad social concreta: en ese momento y en ese contexto urbano, el crecimiento de las adicciones y del alcoholismo se volvía un frente cada vez más complejo de atender. La fundación asumió que ese reto no podía encararse solo desde el consumo, sino desde la persona entera su cuerpo, su mente, su red de relaciones, su entorno.
En el recorrido diario, eso se traduce en una práctica de acompañamiento que va más allá del tratamiento médico. Implica involucrar a la familia, restablecer vínculos sociales, ofrecer contención y también esperanza. Porque la fundación no plantea una cura mágica, sino un proceso de reconstrucción donde el individuo recupera voz, lugar, sentido.
Así, en cada sesión, en cada puerta que se abre en el centro, se redefine el significado de la comunidad: ya no es sólo el ‘barrio’, el entorno geográfico, sino el tejido humano que sostiene al que lucha, al que se reinventa. En ese espacio, la institución no se limita a aplicar protocolos, sino a escuchar, a caminar junto a quien lo necesita, a creer en la capacidad de cambio.
Esta nota no pretende dar un listado exhaustivo de servicios o cifras, sino invitar a ver el rostro humano detrás de cada nombre institucional. Detrás de la fundación está una comunidad que se moviliza, un equipo que renueva su compromiso, un entorno que busca recuperar su tejido.
Ese hilo de dignidad se enhebra día a día, en conversaciones sinceras, en retos compartidos, en victorias pequeñas pero firmes.
Si desea conocer más, involucrarse o apoyar esta labor, la puerta de Fundación Dr. Sergio Berumen Torres I.A.P. está abierta al diálogo, a la participación y al acompañamiento. Porque en el centro de todo está la creencia de que cada persona y cada familia puede reconstruirse, si encuentra un entorno que la escuche, la valore y la sostenga.
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