En México, las organizaciones de la sociedad civil desempeñan un papel fundamental en la promoción de la justicia social, la inclusión y el bienestar de los sectores más vulnerables. Sin embargo, detrás de esta labor altruista se encuentra una realidad menos visible: el desgaste emocional y físico de quienes dedican su tiempo y esfuerzo a ayudar a otros.
La exposición constante a situaciones de vulnerabilidad, la presión por generar un impacto tangible y la responsabilidad de atender las necesidades de quienes sufren injusticias o carencias pueden afectar profundamente la vida personal de estas personas, incluso cuando su compromiso es sincero y apasionado.
La Encuesta de Cuidado y Salud Mental en la Sociedad Civil de México 2025, realizada por la organización Cuidar para Colaborar, revela que el 89% de las personas que laboran en organizaciones civiles ha sido afectada emocionalmente por casos difíciles relacionados con violencia, pobreza o inseguridad, y 77% considera que estas experiencias impactan directamente su vida familiar y personal. Más de 420 personas de 25 estados del país participaron en el estudio, aportando una visión amplia y representativa del panorama emocional del sector.
El informe muestra que la fatiga y el agotamiento son experiencias casi universales: más del 83% de los encuestados reporta sentirse física o mentalmente exhausta con frecuencia, mientras que alrededor del 65% ha experimentado niveles altos de estrés y desgaste emocional a lo largo de su trabajo. Además, más de la mitad de los participantes asume responsabilidades de cuidado fuera del trabajo, lo que incrementa la presión y dificulta mantener un equilibrio saludable entre la vida profesional y personal.
La encuesta también evidencia que, a pesar de la disponibilidad de herramientas de autocuidado y apoyo emocional, solo 21% las integra de manera constante en su rutina, mientras que un preocupante 11% declara no tener acceso o conocimiento de estas estrategias. Esta situación resalta la necesidad de construir una Cultura del Cuidado en las organizaciones, donde se reconozcan las emociones de quienes trabajan en el sector, se promueva la solidaridad interna y se implementen estrategias que eviten el burnout y el desgaste por empatía.
El desafío es claro: garantizar que quienes sostienen el tejido social no se vean desbordados por la misma vulnerabilidad que buscan aliviar. Implementar espacios de acompañamiento, fomentar la gestión del bienestar y fortalecer redes de apoyo dentro de las organizaciones es indispensable para asegurar que la labor transformadora del tercer sector se mantenga eficaz, sostenible y humana.
La labor social no puede limitarse a la entrega de recursos o al cumplimiento de objetivos; debe contemplar también el cuidado integral de quienes la realizan. Reconocer que detrás de cada acción altruista hay una persona con emociones, miedos, cansancio y alegrías es esencial para construir organizaciones más humanas y resilientes. Solo cuando se combine la entrega con la atención al bienestar personal será posible que el impacto positivo se mantenga en el tiempo y que el trabajo social siga siendo, además de necesario, profundamente transformador tanto para la sociedad como para quienes lo ejercen.
La Encuesta de Cuidado y Salud Mental en la Sociedad Civil de México 2025, fue posible gracias al trabajo de Tania Tzitziri Martínez, Cortés, Oscar Daniel Torres Rosales, María Huerta Urias, Alejandra Nallely Martínez Cortés Marisol Rivera Gallegos y Patsy Jazmín López Cortés, dirigido a personas y organizaciones interesadas en el cuidado y la salud mental de quienes trabajan en la sociedad civil, como un insumo para visibilizar sus diversas aristas y promover mejores condiciones de vida y trabajo.



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