El aborto daña a la madre. Esta es la conclusión de los estudios japoneses acerca del aborto. Los legisladores de cada país necesitan estudiar y asimilar la experiencia nipona, e investigar sobre el bebé no nacido. Para no permitir que ocurra algo semejante en sus países. Si despenalizan el aborto, darían carta de legalidad a este crimen y desprotegerían a las madres y al bebé no nacido.
En Japón el aborto ha estado legalizado desde hace casi 80 años. Este tiempo ha permitido llevar a cabo investigaciones suficientemente precisas, que reflejan la opinión de millones de mujeres a quienes se les preguntó cómo se sentían luego de haber tenido abortos.
En el estudio de Mainichi, el 28% de las mujeres que habían abortado dijo que: “resultaron dañadas por algún tipo de efecto adverso”. En el sondeo de Aichi, el 13% confesó padecer perjuicios por causa de la operación. En el escrutinio del Ministerio de Bienestar Social, el 24% manifestó que a partir de la operación ya no se encontraban físicamente normales. En el estudio Nagoia de la Asociación de Mujeres, el 59% indicó que estaban peor de salud por causa de los efectos adversos de la operación. Los 4 estudios citados nos dan un promedio de 24.8% de mujeres dañadas. Nótese que son cifras obtenidas en un país donde el aborto es legal y la mujer que aborta, recibe múltiples cuidados sanitarios.
El porcentaje de quejas creció a medida que se sucedían los abortos en una misma madre. Así en el estudio de Mainichi, el 18% dijeron que no estaban bien, después de la primera operación; el 22% luego de la segunda; el 40% después de la tercera y el 51% después del cuarto aborto. Estas cifras son terribles.
En relación al aborto espontáneo, el informe japonés revela que luego de haber tenido un aborto, 1 de cada 7 mujeres, en sus embarazos posteriores, tuvieron aborto espontáneo y continúan teniéndolos en los embarazos consecutivos.
Con respecto a la esterilidad, el informe señala que a algunas mujeres mayores no les importaría quedarse estériles, pero la mayoría de los abortos se practican en jóvenes que si desean hijos en el futuro. Por este motivo, alrededor del 10% de todos los matrimonios no podrán tener hijos, en virtud de que el promedio adicional de esterilidad sube hasta un 9.7%.
Hoy en día es frecuente escuchar y leer opiniones de la gente sin información, que asegura que dar a luz un niño es más peligroso para la madre que un aborto provocado. Los estudios japoneses mencionados, demuestran que la interrupción del embarazo o aborto, tiene bastante más secuelas perjudiciales que el parto. Y además el niño no nacido que se aborta es un ser humano.
Desgraciadamente, en muchos países no se cuenta con estadísticas confiables, menos aun cuando se habla de más de un millón de abortos clandestinos por año (sólo Dios sabe cómo los proabortistas sacan esta cantidad, pues lo clandestino, de por sí, nunca se sabe).
Pero suponiendo, que esa cifra reflejara la realidad de muchas mujeres mexicanas: ¿Qué pasaría si se legalizara completamente el aborto en nuestro país?
Al menos sería necesario atender médicamente a un millón de madres que solicitaran abortar, sin contar las que se sintieran invitadas a hacerlo, gracias a la despenalización por “interrumpir voluntariamente el embarazo”.
Tal muchedumbre de mujeres causaría serios trastornos, a quienes de veras padecen alguna enfermedad y están internadas en los hospitales. Sería materialmente imposible mantenerlas, situación que causaría daños físicos a muchas de ellas y pondrían en peligro de muerte a otras.
La OMS estimó que, en 2008, se realizaron en todo el mundo 22 millones de abortos inseguros, una cifra indudablemente alarmante. De esos 22 millones, 47,000 provocaron muertes y más de 5 millones llevaron a serias complicaciones. Complicaciones como: abortos incompletos, hemorragias, infecciones, perforación del útero, entre otras.
Por eso si el aborto se ha de prohibir Si en serio, se investiga el aborto, podríamos tener la información necesaria para prohibir inmediatamente el aborto provocado en cada país. No sólo es el aborto, sino también el feto que ya es un ser humano como cada uno de nosotros.


Deja un comentario